“La muerte de mi madre, hace cinco años, cambió toda la dinámica de la familia”, narra Yariana Betancourt Suriel. Su padre, Francisco Betancourt, tomó desde entonces las riendas de la casa y de sus cuatro hijos y su hija, a los que desde ese momento apoyó no sólo económica, sino emocionalmente.
Perder a su madre, que representaba la parte más sensible de la familia, la acercó a su padre, y asegura que ha aprendido mucho. “Mi padre ha significado la rectitud y la firmeza en mi vida, pues aprendí a escuchar cuando me corrige, pero a la vez me enseñó a ser agradecida y atenta con quienes me rodean”, dice.
Añade que el papel de ser padre y madre para cinco vástagos desde hace cinco años no ha menguado el carácter de su padre, quien es capaz de ver el lado jocoso de las cosas y mantiene gran simpatía y sentido del humor.
El rol formador Para la psicóloga Olga María Renville, ser padre implica el rol de orientador y modelo de los hijos. “Su participación en la formación de valores humanos por encima de los valores materiales deber ser activa, guardando coherencia entre lo que dice y hace”, detalla.
La experta en la conducta añade que si en la formación de los niños existen figuras que fomenten buenos valores, seguridad, amor y respeto hacia ellos mismos y los demás, se logra una formación equilibrada y se suplen recursos necesarios para superar y lidiar con el trauma que puede generar una figura paterna errática o ausente.
Para lograr que esa formación se dé, debe ser una meta de todo padre el abrir canales de comunicación respetuosa y amorosa con sus hijos e hijas. “Es importante que el ambiente familiar sea seguro y los hijos sientan que pueden ventilar sus inquietudes”, afirma.
Además los padres deben procurar lograr un equilibrio entre amor y disciplina en la formación de los hijos y vigilar no caer en los extremos.
Responsable de sus actos
El que sus padres la hayan procreado a ella y a su hermana en la juventud y aun así le brindaran todo el cuidado y el amor del mundo, es un orgullo para Michelle De La Oz. Ese gran sentido de la responsabilidad es una de las cualidades que le gustaría emular de su padre, Eric Ovidio de la Oz, en su propia vida de pareja.
Michelle quisiera también en un futuro ser amiga de sus hijos.
“Cuando tenga hijos quisiera mantener con ellos la buena comunicación que tengo con mi padre, la que hace que, como hija, me sienta en la capacidad de hablarle de cualquier tema para recibir los mejores consejos”, dice.
Integridad en cada aspecto de la vida
La conducta intachable de su padre, Enmanuel Sosa, le ha enseñado tanto a Cristal Sosa Grullón como a sus hermanos la importancia de ser honestos y honrados en todas las áreas de sus vidas.
“Con mi padre he aprendido a actuar correctamente en mi trabajo, en mis finanzas, en mis estudios y hasta en mis relaciones”, dice la joven. Para ella, su padre es un ejemplo de esfuerzo y dedicación, pues, pese a su edad y condiciones de salud, ha seguido luchando siempre por su familia. “Mi padre es un regalo de Dios, disfruto escuchar sus consejos, conversar con él o simplemente compartir un libro o una pieza musical”.
Luchar por las metas
“Mi papá me ha enseñado a ser constante, a ser independiente y a luchar por lo que quiero en la vida”, dice Romina Vásquez, la orgullosa hija de René Vásquez.
La vida le regaló a Romina una familia que se ha mantenido unida, sobre todo un padre que ella define como excepcional. “Es la persona más maravillosa del mundo. El mayor ejemplo que nos ha dado, tanto a mi como a mis dos hermanos, es que ser humilde es una de las mayores virtudes que puede tener un ser humano”.
En los momentos más difíciles de la familia, René supo ser el mejor soporte emocional de su esposa y sus tres hijos.
GRAN AMOR Y SACRIFICIO
Ante el divorcio, Félix Frías Gómez actuó con madurez para evitar que sus dos hijas resultaran afectadas.
Por esto y otras cualidades, para María Altagracia Frías, su padre es un verdadero ejemplo. “Me enseñó la importancia del trabajo, de luchar por lo que creo, de no venderme, de ser valiente”, dice.
Añade que su mayor enseñanza es el amor y sobre todo que vale la pena sacrificarse por la felicidad familiar.